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Las emociones llenaron  el Principal de Ourense creando una atmósfera de un sinfín de sentimientos, desde el odio y la tristeza hasta el amor más apasionado, haciendo que los espectadores se viesen inmersos en la propia obra. 
Esto lo consiguió la representación de “Solo” que fue protagonizada por Fernando Gabelo, con la invitación de Eduardo Rego y un magnífico grupo de quince chicos y chicas dirigidos por Matilde Vázquez. 
Fernando consiguió meterse en la piel de Toni, un homosexual que tras la muerte de su madre decide iniciar una nueva vida “sin complejos ni ataduras”. Él narraba todo lo que había sufrido y vivido a lo largo de su vida mientras los chicos y chicas escenificaban esos momentos. 
No fue fácil, no es una representación sencilla, pero con esfuerzo y compromiso lograron quitarla adelante. Fernando logró hacer vibrar el teatro con su voz, con el sentimiento que transmitía, el dolor de un hijo que acaba de perder a su madre y ante su retrato le confiesa todo lo que no le dijo en vida; mientras los chicos con su fuerza y su gran puesta en escena lograron que el público sintiese el dolor, el sufrimiento o el amor que narraba el protagonista. Y por su parte, Eduardo Rego, emocionó en su “despedida” como nadie lo había hecho, creando un falso final emocionante y vibrante. 
Toda esta combinación de factores hicieron que la representación ayer de “Solo” fuese todo un éxito, bien merecido. Al termino de la función los espectadores se levantaron en pie ante el talento de este grupo, ovacionando a todos y cada uno de ellos en un continuo aplauso que duró varios minutos. 
Las sensaciones y los sentimientos vividos ayer en el Teatro Principal de Ourense son complicadas de definir. Los nervios se apoderaban de los actores antes de la función dejando paso a la euforia, la alegría y la emoción al término de la obra. Algo único, inigualable. 
“Solo” no puede quedarse ahora en Ourense, esta historia debe a darse a conocer, para ayudar a mucha gente, para llegar al corazón de muchos más espectadores, para dar a conocer la realidad en la que todavía aún hoy vivimos, para denunciar los abusos y los maltratos homosexuales, para concienciar a la población, para hacer ver que nadie es diferente; en definitiva para que nunca más nos sintamos solos.

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